Bye, bye, Vine

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Ya lo decía la canción “November Rain” de Guns N’ Roses: “nada es para siempre”. Tampoco los loops de Vine, por más virales que hayan sido muchos de ellos cuando la app estuvo en su cúspide. La red de videos de seis segundos adquirida hace cuatro años por Twitter dijo adiós a su comunidad esta semana. Una noticia que nos provoca algo similar al cierre del último videoclub del barrio: ya no lo visitábamos nunca, pero no deja de despertarnos esa sensación nostálgica de saber que otro ciclo cultural ha concluido.


(No necesitamos especificar qué pareja serían Vine & Twitter en este video)

Una historia de seis segundos

Twitter adquirió Vine en octubre de 2012 cuando era aún una empresa de tres personas, y la lanzó oficialmente en enero de 2013 convirtiéndola en uno de los booms digitales de ese año. La afinidad entre ambas redes era evidente: al igual que Twitter imponía el desafío de expresarse en 140 caracteres, Vine obligaba a contar una historia audiovisual en seis segundos.


Gracias Vine por traernos de nuevo el Stop Motion

Esta limitación demostró adaptarse perfectamente al entorno cada vez más fugaz de Social Media. Tanto que los propios fundadores, que habían concebido una app para compartir de forma simple y casual los momentos más cotidianos, se sorprendieron al ver hasta dónde llegaron los usuarios con su creatividad e ingenio para aprovechar al máximo esa décima de minuto y el efecto infinito del Loop.


Ian Padgham mostrando por qué fue uno de los mejores creadores en Vine

A pocos meses de su lanzamiento, Vine ya tenía 40 millones de usuarios y había lanzado al estrellato a varios creadores de estos videos cortos. Se había impuesto un formato nuevo en las redes, más amplio que la foto y más breve que el video de YouTube. Los usuarios amaban el entretenimiento inmediato de Vine; cada día aparecían virales que se loopeaban miles de millones de veces. Grandes marcas como Coca-Cola, Volskwagen o Samsung comenzaron a incluir la red en su estrategia. Si el video online está hoy en su máximo apogeo, en gran parte se lo debemos a Vine. Irónicamente, es el único que no ha podido disfrutar los frutos de lo que sembró.


Aquellos tiempos lejanos en que las marcas hacían Vines geniales

 

El final del loop

En junio de 2013, cuando Vine estaba en su máximo esplendor, apareció el primer gran competidor de la red: los videos cortos de Instagram, que ya entonces contaba con diez veces más cantidad de usuarios. Eso fue el principio del final: luego llegó el furor del livestreaming con Periscope y Facebook Live; la posibilidad de compartir GIFs en redes y por supuesto Snapchat, que supo cautivar un público específico con sus visuales breves. Aunque Vine siempre mantuvo una base de usuarios leales, le fue cada vez más difícil destacarse entre tantas opciones de generación de contenido en la pantalla del Smartphone.

Twitter nunca encontró la forma de integrar la app a su plataforma. Esta falta de integración también se vio a nivel organizacional, donde nunca lograron una visión clara ni una estabilidad gerencial prolongada.

Hasta que un día, los loops se detuvieron. La inhabilidad para mantener la popularidad de Vine (que costaba 10 millones de dólares mensuales) llevó a Twitter a cesar sus funciones como parte del recorte en sus operaciones. Los nostalgiosos podemos, de todas formas, seguir ingresando a la web y ver los mejores videos que se han creado en estos años.


Cómo olvidar este momento entre Leo Di Caprio y Lady Gaga; uno de los últimos hits virales de Vine

 

No solo para los artistas funciona el sponsoreo de la muerte: en las últimas semanas, miles de usuarios en Twitter compartieron sus vines preferidos bajo el hashtag #RipVine. Quizás los fieles al loop todavía tengan una esperanza y el RIP no sea definitorio, ya que algunos rumores indican que finalmente podría venderse la app, aunque Twitter no ha hecho declaraciones oficiales. Lo que sí han remarcado es la tristeza por perder ese grupo de usuarios que aún amaban a Vine, y que no podrán replicarse aunque los sigamos en otras redes. Uno de los fundadores, Dom Hoffman, encontró la analogía perfecta para describir el adiós: “Es como si la banda se separara y todos siguieran sus carreras de solista”.


Cuántos nuevos Vines de Donald nos vamos a perder…

 

Este adiós es una muestra más de la efimeridad de los formatos y tendencias en redes sociales, y de que no siempre ser pioneros en algo implica tener éxito después. También da cuenta de la necesidad de las grandes compañías de adaptarse a los cambios y a lo que quieren sus usuarios. Como declaró un ejecutivo de la empresa, “Vine no se movió lo suficientemente rápido para diferenciarse”. Si Twitter aprende la lección, deberá empezar a moverse ahora.

 

 

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