A pura emoción en El Ojo de Iberoamérica
El intercambio de pasillo. La convivencia entre los integrantes de la delegación uruguaya, una de las más grandes del festival. La Bic que se le reventó en el bolsillo. El tachero que resultó ser amigo de su madre, un originario de Treinta y Tres surcando las calles de Buenos Aires. Y así podríamos seguir enumerando los componentes de la tercera asistencia de nuestro director creativo Gastón Garrido a El Ojo de Iberoamérica, el encuentro de publicidad más grande de habla hispana. Después de tres días de conferencias y diálogos entre colegas, va un resumen de los principales conceptos que nos trajo Gastón de Buenos Aires.
Imagen de la Fanpage de El Ojo 2015
Back to Basics
La emoción fue quizás el elemento que más estuvo presente en las conferencias. No solo la emoción de estar ahí, claro, sino la emoción en tanto ingrediente fundamental de nuestra tarea como publicistas. Mucho se habló de la necesidad de volcarnos a nuestro lado más sensible (y, en definitiva, humano), de hundirnos en nuestros sentimientos más básicos (y hasta repudiables) y transformarlos en combustibles para crear mejor publicidad. Solo así, apelando a nuestras propias emociones, podremos conectar con las del público (y, como bien señaló Luis Miguel Messianu, los latinos somos expertos en esto de generar emociones).
Con-mover
En una de las charlas más ovacionadas del encuentro, el uruguayo Claudio Invernizzi también remarcó que el diferencial de las agencias está, justamente, en nuestra capacidad de conectar con la sensibilidad del consumidor. “El negocio, muchachos, sigue siendo emocionar”, concluyó. Y es que, al final, se trata de con-mover a las personas, que son hoy los “nuevos medios”, los que hacen mover las cosas. «No hay que hacer videos o campañas para que sean virales en Youtube. Hay que hacer cosas que sean virales en la vida de las personas».
Genios liberados
¿Cómo ser viral en la vida de la gente? Una gran cuota de eso está en generar impacto y ser originales. Como sintetizó César Agost Carreño, «nuestro peor enemigo es la indiferencia». Por eso, como destacó la española Eva Santos, hay que apuntar siempre a lo genial, sin importar que los clientes compren más lo que simplemente es “bueno”. Los primeros que tienen que estar encantados con las ideas no son los clientes, somos nosotros mismos.
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