Un lunes especial. Un lunes sin Instagram.

Xenia es conocida como la «Reina de Instagram» en EMB. Una vez le preguntamos si era capaz de pasar todo el día sin abrir la app, y se propuso el desafío: 24 horas sin instagramear. Aquí está su crónica.

 

8 am. Suena la alarma y ya tomo contacto con él. Ese aparato que tanto nos absorbe y sin el cual seguramente varios de nosotros no podríamos vivir. Claramente nos es más útil y práctico que la cola de mono torcida conocida como «apéndice» que tenemos en nuestro organismo.

 

Hoy me contengo. Saco la alarma y vuelvo a dejar el celular en la mesa de luz. Salto de la cama, abro la persiana y miro con atención el paisaje montevideano. Creo en la teoría de que el estado de ánimo va de la mano del día que toca. Mi cuarto da a la rambla y a veces la naturaleza asombra con sus paisajes. Colores de todo tipo y tonalidad. Y eso, sin lugar a duda, merece una captura para Instagram. Pero no. Lo evito y no lo pienso dos veces. Porque ya a la segunda esos colores no son los mismos. Me falta algo. Me falta ese momento de jugar con los focos y luminosidades, para captar esa foto que habla por sí sola.



Un día sin Instagram

8:30 am. Elijo la camisa que me voy a poner hoy. Otra de mis grandes debilidades son las camisas con diseños multicolores. Jirafas, cebras, garabatos, flores, elefantes, todo me encanta. Y ni qué hablar del detalle del primer botón de la camisa. Que nunca falte. Ese encuadre de cuello, botón, camisa, es mi máxima debilidad. Siempre lo visualizo y por eso casi un tercio de mis 300 fotos de Instagram debe ser de eso.

 

Intento no pensar en la camisa nueva que me puse, con el detalle de globos rojos y la combinación con el verde del cuello. Un encuadre de eso con la chaqueta amarilla sería la imagen perfecta. Pero me vuelvo a contener, no acudo al celular.



Instagram - Encuadre de camisas

3 pm.  Me concentro en el trabajo y ni entro a pispear qué hay en Instagram porque sería tentador. No tiro ni un corazoncito. Abstinencia total de esa adictiva aplicación. Pensé que había superado la época flogger. Pero no. Del Fotolog al Instagram, en un solo paso.

 

La agencia también se presta mucho para instagramear. La taza, el escritorio, la compu de fondo y el block de notas. Incluso mis compañeros en su espacio de trabajo también son un retrato perfecto para fotografiar. El espacio que envuelve las mentes creativas es muy tentador y genera un aura único e irrepetible.

 

6 pm.  Llego a casa y meriendo. Me pongo algo más cómodo para andar de entrecasa y saco a pasear a los perros, mi otra debilidad. Cada gesto y movimiento que hacen, me tienta a instagramearlo. Con el efecto Valencia quedan divinos. Esta vez solo lo imagino pero no lo capturo.



Un lunes sin instagram

Paseamos por la Plaza Gomensoro y vamos hasta la Trouville. El atardecer me seduce pero lo contemplo únicamente con la mirada. Esto me hace ver lo valioso de la memoria fotográfica. A veces hay que sacar los filtros y ver las cosas tal cual son.

 

8 pm. Me desenchufo del mundo y me encuentro a mí misma en la pintura. Uno de los momentos más esperados y disfrutables del día. A veces estoy más inspirada y fluye el pincel, y otras veces me cuesta un poco más, pero algo siempre sale. Me concentro al 100% y no paro ni un segundo hasta terminar la obra. A veces me paro a cambiar el agua de vaso, pero vuelvo a mi posición y nadie me saca de esa burbuja personal. Termino de pintar y miro la obra de lejos, la contemplo y la disfruto. Me siento realizada.

 

Cualquier otro día le daría un nuevo significado y generaría una obra dentro de la obra, complementando con los filtros y ajustes especiales de Instagram, pero hoy no lo hago y me quedo con la obra original. La miro y la vuelvo a contemplar.



pintura

10 pm. Llega la noche y noto que me faltó algo. No recorro mi inicio de Instagram, no pongo corazones, ni subo fotos con efectos. Extraño la imagen cálida que genera el filtro Ámaro o lo vintage del Nashville. Pero me consuela pensar que cuando vuelva a abrir los ojos, ya será martes, y luego de este gran desafío instagramero, revivirá el usuario “xeniamariaa”, y los colores y la energía volverán a emerger a flor de piel.

 

                                                                                                                  Xenia Bonasso

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